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Segunda Opinión

En ocasiones, las enfermedades cardiovasculares pueden ser difíciles de diagnosticar, por lo que ciertos diagnósticos complejos pueden escaparse en una primera revisión o para el ojo del médico no especialista. Además, muchas veces un diagnóstico de enfermedad cardíaca puede significar cambios radicales en nuestros estilos de vida, por lo que puede ser conveniente una segunda opinión sobre el cuadro clínico.

Una segunda opinión puede ser la clave en caso de:

  • Dolor torácico: Es uno de los síntomas  más frecuentes en cardiología y con un enorme abanico de posibilidades diagnósticas, pero gracias a las pruebas complementarias se puede acercar con bastante probabilidad a su causa.
  • Pérdida de conocimiento o síncope: Es uno de los síntomas que más preocupan a los pacientes y cuyo diagnóstico es en ocasiones de lo más complicado. Suele ser de origen es benigno, pero es necesario descartar alteraciones del ritmo cardiaco potencialmente graves.
  • Falta de aire al ejercicio o disnea: Fundamentalmente hay que discernir entre un origen cardiaco o respiratorio, aunque en algunos casos concomitan alteraciones de ambos sistemas que vuelven más difícil este fin. La historia clínica, las pruebas diagnósticas y la exploración física nos ayudan a diferenciarlo.
  • Palpitaciones: Aunque en su mayoría son benignas (es decir, que no son peligrosas) sobre todo en la población joven, es importante descartar arritmias graves o buscar causas “ocultas” que las pudieran estar provocando (anemia, problemas de tiroides, etc.)
  • Decisión sobre cirugías cardíacas: Una cirugía siempre representa un motivo de preocupación tanto para el paciente como para sus familiares y allegados, más aún si el órgano a ser operado es el corazón. Se le ofrece una segunda opinión médica adaptada a su caso particular, para saber si es momento de operar sus válvulas o arterias coronarias.